Mundoloco Cgi

Desde Nueva York, el director anticipa a LA NACIÓN los primeros detalles de la serie de animación inspirada en el personaje de Quino que va a escribir, producir y dirigir y tendrá su estreno en Netflix.

Juan José Campanella está en Nueva York con la cabeza puesta en Buenos Aires. Le toca en estos días dirigir un nuevo episodio (ya lleva 30) de la serie La ley y el orden: Unidad de Víctimas Especiales, pero cuenta que ya está “metido de lleno” en la serie animada sobre Mafalda que se verá por Netflix en fecha todavía a confirmar.

Es la primera vez que el director de El secreto de sus ojos habla sobre uno de sus proyectos soñados. “Imaginate, soy de la generación que leía las tiras mientras iban saliendo”, dice entusiasmado. Conversa con LA NACIÓN vía Zoom desde una plaza cercana al lugar en el que vive en Manhattan. En el pequeño cuadro que aparece en la pantalla se aprecia todo el brillo de una soleada mañana de verano en el hemisferio norte.

Campanella tiene previsto regresar en noviembre para ocuparse en persona de un momento clave en la preproducción de la serie, la grabación de las voces. “Vamos a grabar toda la temporada junta, calculo para eso un mes y medio. Quiero hacerlo como en Metegol, no a la manera usual de la animación con un actor que llega, graba todas sus líneas solo y se va. Yo quiero poner a todas las voces en un mismo lugar y registrarlas como si estuvieran haciendo la escena en vivo”, cuenta.

–Te espera Mafalda cuando vuelvas…

–Ya estoy metido de lleno en la serie. Como es animación puedo participar desde acá en esta parte del proceso. Estamos en un período de desarrollo todavía. No vamos a ir a full todavía con los personajes, aunque tenemos un par de voces ya decididas, hasta que tengamos listo todo el estilo de animación que buscamos.

–¿Qué significa Mafalda para vos?

Mafalda es Mafalda. Esta serie es un sueño absoluto para mí. También un desafío y una responsabilidad. Lo mejor es que no tengo que investigar nada, porque conozco la historia de arriba abajo. Es sorprendente, porque estuve algunos años sin leerla y me acordaba de memoria de un montón de gags y de chistes. Mafalda es uno de los proyectos más grandes de mi vida.

–Y un regreso a la animación, algo más de una década después de Metegol…

–Vuelvo a trabajar con Mundoloco. A lo largo de los años se fue formando allí un equipo de gente muy talentosa y que se quiere mucho, con Gastón Gorali al frente. Pensamos en estos años en muchos proyectos. En animación se trabaja todo el tiempo con prueba y error.

–¿Qué desafíos ofrece Mafalda para una adaptación como la que estás imaginando?

–Tiene un rango enorme que va desde el chiste blanco e ingenuo con Guille hasta comentarios políticos y el personaje de Susanita, que si vas a los originales hay que ver si podríamos mostrarlo al 100 por ciento de cómo se ve en las tiras. Releyendo Mafalda vemos que hay partes que ya eran transgresoras en su momento y ahora mucho más.

-¿Cómo está la producción de la serie en este momento?

–Tenemos dos capítulos completos ya escritos. En cada uno de ellos hay 20 o 25 gags que tomamos de las tiras y un montón de otros chistes que parten de esos diálogos y van más allá. Mafalda tiene la estructura básica de toda tira, un cuadrito con un pie y otro con un remate. Nuestra idea es buscar la historia que aparece detrás de esos cuadritos. Son capítulos de 22 minutos cada uno con su respectivo argumento más la interacción de los personajes.

–Ya conocimos algunas versiones animadas de Mafalda que no duraban más que uno o dos minutos por episodio, como si quisieran reflejar el espíritu de la tira…

–Me acuerdo muy bien de la primera, que salía como intersticial en la programación de Canal 11. No vi la segunda, la de los 90, que no tenía voces. Cuando vi la primera ya estaba muy interesado en la mecánica de la comedia y noté que el timing de la tira era muy distinto al de la animación. Al animar y corporizar a los personajes, el chiste que remata la tira llegaba de un modo muy anticlimático. Sigo convencido como en ese momento que el traslado literal de un medio a otro no funciona. Cada uno tiene su timing, su energía. Y también hay un tema importante en la ambientación, en el tiempo. Vamos a ubicarla en el presente, pero también quiero mantener todas esas cosas que los fanáticos no largamos ni locos, como el Citroen 2CV que tenía el padre de Mafalda. Ahora vamos a verlo con un auto de otra época recorriendo 300 kilómetros para conseguir un repuesto.

–Es una historia y un personaje que atraviesa a varias generaciones.

–Yo busco eso. Que la descubran, que la podamos ver todos juntos. Quizás la generación de nuestros hijos la leyó, pero la siguiente no. La serie no va estar específicamente dirigida a los chicos, aunque tenga chistes con los que ellos van a poder engancharse. Los padres van a tener que explicarles algunas cosas. Va a tener comentarios sobre el mundo, sobre la vida y también mucho humor.

–Como una sitcom animada…

–Exactamente. En cuanto a estructura sigue el plan de Los Simpson y de Family Guy, pero con los personajes y el humor de Quino, más algunos agregados de cosecha propia.

–¿Te asombra la vigencia de Mafalda?

–No me impresiona tanto que haya sobrevivido todo este tiempo, sino la resignificación actual de muchas cosas mencionadas allí. Las primeras 20 tiras, publicadas en 1964, hablan sobre irse al extranjero. Hace 60 años se hablaba de lo mismo que hoy.

–¿Fuiste de los que protestó y se entristeció cuando Quino decidió no escribirla más?

–Sí, por supuesto. Yo tenía 14 años cuando terminó Mafalda y lo lamenté tremendamente. Tenía todos los libritos con las tiras y cada 10 o 15 años volvía a comprarlos porque se deshojaban, hasta que apareció el libro completo. Quino era una persona maravillosa. Una vez nos visitó cuando estábamos armando Metegol, fue muy emocionante para todos. Y nuestra relación con la familia es hermosa. Hablamos mucho con Guillermo Lavado, el sobrino de Quino, que inspiró el personaje de Guille. Es un excelente músico y productor musical que va a mostrar esa capacidad en la tira.

–¿Qué vas a hacer en la serie? ¿Dirigir, producir, escribir?

Mi intención es dirigir los diez episodios de la primera temporada y participar en la elaboración del guión de todos ellos. No vamos a trabajar capítulo por capítulo sino con la temporada completa, de manera integral.

–Es el primer proyecto de animación en el que te involucrás de lleno desde el estreno de Metegol

–Después de Metegol me quedé con muchísimas ganas de hacer otras cosas y aunque parezca mentira allí nació mi nueva pasión por el teatro y la construcción del Politeama. Parque Lezama surgió en ese momento como una reacción a tanta tecnología. Quería volver a trabajar en vivo, ver la escena frente a mis ojos. Pero Mafalda es Mafalda, un sueño de toda la vida.

–¿Ya tienen una fecha de estreno definida?

Para finales de 2025 es lo más temprano que podemos imaginar. Esto es animación. Metegol me llevó tres años y medio a full, más otros dos años previos desarrollando personajes. Empecé una semana después del Oscar, en marzo de 2010 y terminé en julio de 2013. Lo que demora más tiempo es la creación de los personajes y el desafío más grande lo tenemos con Felipe. ¿Viste que en la tira la boca y la quijada varían de tamaño todo el tiempo? Son cosas técnicas que tenemos que ver y pensar.

-Es tu primer trabajo con Netflix.

-Y espero que no sea el último. Siempre que se empieza a trabajar con un canal o un estudio la primera pregunta que nos hacemos es cuánta libertad vamos a tener. Y hasta ahora la respuesta es formidable.

Deja un comentario

Your email address will not be published.